Carta de Patricia Verdugo a Ricardo Lagos
¿De qué se trata, Presidente? Aquí hay gato encerrado, Presidente. Se lo oye maullar. ¿Estará en alguna habitación del Palacio de La Moneda? ¿O en la oficina de la jueza Chevesic, en la Corte de Apelaciones?
No lo sabemos, Presidente, pero lo intuimos. Y por eso las encuestas dicen que la mayoría ciudadana (63 por ciento) no lo respalda en lo que está haciendo. No lo apoya en su decisión de indultar al asesino de Tucapel Jiménez. Entre los jóvenes, ese rechazo sube al 71 por ciento. Y esperamos que esa mayoría ciudadana tampoco lo apoye en su "bendición" al proyecto UDI de punto final. Porque es eso, punto final, una potente señal de impunidad para que los tribunales vayan cerrando los casos de derechos humanos.
¿Sabe, Presidente, cuánto nos costó llegar hasta los niveles de justicia que hoy tenemos? Diecisiete años y medio de dictadura y quince años y medio de transición. Total: treinta y tres años. Ha sido un largo y doloroso tiempo en el cual luchamos primero contra una dictadura que negaba los hechos y ante Tribunales de Justicia que –salvo honrosas excepciones- amparaban a los criminales y no a las víctimas. Un tiempo en que tuvimos también que lidiar con los extraños "consensos" de la transición que –de tanto en tanto- volvían a pactar la impunidad. Nos ocurrió con Aylwin, con Frei y ahora nos sucede con usted.
Arduo trabajo nos tomó hacer abortar los proyectos de impunidad de los años 90. Y durante su mandato –cuando la impunidad se disfrazó de "demencia senil"- seguimos avanzando hasta lograr otros desafueros para el general Pinochet y hasta encarcelar nuevamente a los jefes de la ex DINA.
Y justo cuando estábamos avanzando como nunca antes, comenzó a gestarse este nuevo pacto de impunidad. Un pacto que, hasta ahora, tiene seis movimientos en el tablero.
Primer movimiento, fines de 2004: su presidenta del Consejo de Defensa de Estado planteó la "amnistía impropia", un engendro jurídico inexplicable, en defensa de la cúpula de mando de la DINA. Los tribunales rechazaron la tesis y condenaron al general Contreras y sus criminales asistentes. Usted tuvo que inventar una segunda cárcel militar en Peñalolén. ¿Razón? Ya habíamos logrado copar las celdas de Punta Peuco, esa cárcel-hotel militar que ordenó construir el Presidente Frei y cuyo decreto usted se negó a firmar como ministro de Obras Públicas. Otros tiempos.
Segundo movimiento, comienzos de 2005: el presidente de la Corte Suprema anunció el cierre de los procesos en un plazo máximo de seis meses. Logramos anular la medida.
Tercer movimiento, agosto de 2005: la Sala Penal de la Corte Suprema decidió la prescripción de un caso, inaugurando la sorprendente tesis de que en Chile "no hubo guerra". Mire qué curioso, Presidente, justo cuando los tribunales nos estaban dando la razón, justo cuando el argumento pinochetista de "sí hubo guerra" (avalado por un decreto-ley) nos permitía invocar los Convenios de Ginebra y el carácter imprescriptible de los delitos.
Cuarto movimiento: usted designa al derechista-pinochetista Rubén Ballesteros como nuevo ministro de la Suprema. Quinto movimiento: usted indultó sigilosamente al asesino de Tucapel Jiménez y, cuando la prensa lo hizo público, se limitó a explicar que lo hizo "por el bien superior del país".
Sexto movimiento, septiembre de 2005: la UDI presenta un proyecto para limitar las condenas de militares a diez años de cárcel y la remisión de penas para los criminales uniformados mayores de 70 años. Bueno, no sólo fue la UDI. El partido pinochetista fue acompañado por dos senadores designados de la Concertación (Boenninger y Silva Cimma) que no arriesgan su reelección porque nunca fueron electos por el pueblo y no se presentan como candidatos en diciembre próximo. ¡Qué mejores emisarios del mensaje presidencial! Y usted, como era de esperar, "valoró" la iniciativa y habló de cerrar heridas con miras al futuro.
Seis movimientos en el tablero político, con la música de fondo puesta por la jueza Chevesic y su investigación acerca de lo ocurrido en el Ministerio de Obras Públicas cuando usted fue ministro. ¿Por qué no cambiamos la música y pedimos escuchar una copia de su discurso titulado "No hay mañana sin ayer"?
Seis movimientos que parecen seis puñaladas, Presidente. Y la última llega cuando se cumplen 33 años del golpe militar. Quizás podríamos pedir que se escuchara una copia del último discurso del Presidente Salvador Allende, aquel donde dice que "superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse".
Porque no sólo se trata de traicionar la legítima demanda por justicia para las víctimas de violaciones de derechos humanos, perpetradas por agentes del Estado en nombre de una criminal política de Estado para exterminar a los disidentes. Se trata, Presidente, de traicionar la legítima demanda de los chilenos de hoy para construir una nación fundada en sólidos principios éticos. Si no lo hacemos, ponemos en riesgo a los chilenos de mañana. La impunidad garantiza la repetición de la tragedia.
4 Comments:
At 6:55 p. m., Nikotov said…
Es que todo lo que está haciendo "el estadista",como lo llaman sus secuaces, es para salvar el pellejo con las investigaciones que trata de sacar adelante la jueza chevesic.
Que triste que ante la ambición y la cobardía de no asumir la corrupción de su gestión en el mop transe con la derecha golpista la impunidad como moneda de cambio.
Lagos debería acordarse de tomic... "Cuando se gana con la derecha, la derecha es la que gana..."
At 9:20 a. m., mile said…
Donde salio publicado esta carta?! yo creo que es hora de manifestar toda esta injusticia e incapacidad a liderar estos temas... por el bien comun y por el pueblo chileno que lleva asumiendo por mas de 30 años decisiones que van en su contra. ademas, tambien por la juventud y los ninos de mañana, para que no tengan que avergonzarse de las medidas que los viejos no tomaron por cobarde? falta de decision? ... pienso que es tarea de nuestra generacion empujar para que las cosas cambien. nuestros viejos ya hicieron lo que pudieron pero no estan en condiciones de hacer mas... propongo (ya que estoy afuera) utilizar los medios que se usan aca, como primera etapa y es utilizar internet para entregar nuestra opinion. lagos debe tener un correo electronico, al igual que todos los que estan involucrados en este tema. si conseguimos que una gran cantidad de gente le envie una carta, podriamos lograr entorpecer sus entradas de correo. no se si sera posible utilizar esta carta como referencia, y que cada uno la firme si es que esta de acuerdo. que les parece?
At 4:52 p. m., Aleplacencia said…
Oye mile... buena idea... con este tipo de medios tecnológicos al menos podemos ejercer "nuestro derecho a pataleo" y difundir a la gente qué es lo que deciden a sus espaldas y cuáles son los objetivos de tales decisiones, las que por cierto no tienen al centro los intereses de la mayoría...
lo de los mails al Pdte. es una acción que no es tan dificil solo hace falta gente dispuesta a colaborar...
un abrazo...
At 9:24 p. m., in_door said…
muy bien
gracias por publicar la carta, no la habia leido, creo que el presidente, con su actitud partió tniendonos contentos, después conformes y hoy me parece que es demasiado arrogante. una carta encabezada con "señor director" claramente no es privada, y comulgo con Patricia Verdugo en todo.
saludos
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